Love is love. Esta es la frase que más se ha escuchado este fin de semana en Chicago.
Como ya he contado en otras ocasiones, en Estados Unidos lo hacen todo a lo grande. Como a ellos les gusta decir: Go big or go home. Y en la semana del orgullo gay no podían ser menos. Por supuesto, vivir en medio del barrio gay de la ciudad ayuda a que el día se viva con especial emoción. En mi caso, que aunque he vivido en Madrid varios años nunca había ido a la cabalgata, me he llevado una agradable sorpresa. La alegría que se respira, el respeto, las ganas de pasarlo bien y por supuesto, la locura provocada por la euforia del momento hacen que este día haya sido muy especial.
En Chicago el orgullo se celebra durante dos fines de semana enteros. La semana pasada no estuve por la city, pues estaba de convención en San Diego, pero este domingo he visto de primera mano la cabalgata y me ha parecido un espectáculo.
Aunque no me quedé mucho porque había demasiada gente y era todo muy agobiante, el rato que estuve me pareció alucinante (también hay que decir que hacía muy buen día, y que un canario no puede ver un buen día y no pasarse aunque sea un rato por la playa). Toda la ciudad estaba decorada para la ocasión. Las banderas de arcoiris se contaban por miles, y todos los comercios de la zona habían vestido sus escaparates para que nada desentonara con el ambiente festivo que se respiraba. La gente aplaudía eufórica y se veía la felicidad (y las copas) en sus caras.