miércoles, 28 de mayo de 2014

Road trip o como conocer el país cuando no se tiene ni un dolar

Memorial day. Ese lunes que estaba marcado en mi calendario como el día que aprovecharía para no hacer absolutamente nada. Un fin de semana largo en el que iba a descansar, disfrutar del ¿buen tiempo? y darme un paseo por el lago.

Sin embargo, los planes nunca salen como se planean, y menos cuando eres del club del "me apunto". Así que surgió la posibilidad de hacer un viaje, y como no... me apunté (o papunté, dependiendo de quien pregunte). El martes me decidía a unirme a esta locura de viaje por carretera, el miércoles pedí el día libre en el trabajo y el viernes partía con mis compañeros de aventura hacia la América profunda, la de verdad, la de la música country, los sombreros de vaquero y el blues.

Primer día: salimos del trabajo y tras proveernos del coche de alquiler, ponemos dirección a St Louis, Missouri, donde llegamos tras unas cuantas horas de conducción. Resumen de la ciudad... Nada que ver. Parada completamente prescindible. Llegamos a nuestro motel de carretera tras un rato paseando por downtown y cogimos fuerzas para el día siguiente.

El segundo día llegamos a Memphis. Lo primero que hicimos desde que pisamos la ciudad fue buscar el bar más cercano que retransmitiera la final de la Champions, pues era cita ineludible en nuestra ruta. Tras 93 minutos de sufrimiento y 25 de euforia, nos marchamos al hotel con ganas de celebrar la décima (bueno... casi todos...). Teníamos muchas expectativas puestas en esta ciudad, y lo cierto es que no defraudó. Aunque los locales nos aconsejaran que nos dejáramos de visitar la zona y nos fuéramos de fiesta, dimos un pequeño paseo. Dado que esta es la ciudad donde tuvo lugar gran parte de la magia de Elvis Presley, pudimos conocer los Sun Studios, donde el Rey del Rock grabó muchos de sus éxitos más famosos. Lo cierto es que la ciudad en sí tampoco tiene mucho, pero al llegar la noche... La cosa cambió. Vivimos una de las experiencias más diferentes y originales en las que me he encontrado nunca. Aparentemente, es costumbre en esta ciudad que cierren la calle  de los bares entera por la noche, por los que los peatones pueden caminar tranquilamente y beber sin miedo a multas. Lo más gracioso de la noche fue, sin duda alguna, que los únicos blancos dentro de ese mega recinto éramos posiblemente nosotros. Nos pasamos la noche paseando entre miles y miles de afroamericanos, disfrutando de la noche de Memphis, del blues, de un ambiente muy sano (y también muy controlado), y de una fiesta diferente en la que jamás me hubiera imaginado estar. Altamente recomendable.
















Por cierto, hablando de recomendaciones, cenamos unas costillas en el primer bar a la izquierda de la calle principal... para chuparse los dedos. Merece la pena esperar la larga cola que se forma en la entrada. Barato y típico de la zona.

A las afueras de la ciudad se encuentra la mansión de Elvis, que se puede visitar por el módico precio de $34. En mi opinión un precio demasiado elevado para visitar una casa vacía, sin embargo, para los fans de Elvis, el tour es muy completo y da muchísimos detalles sobre su vida.  

Nuestra siguiente parada en el camino fue Nashville. Debo decir que yo no tenía ni idea de lo que me iba a encontrar en esta ciudad. Había oído que era la cuna del country, de las botas de cowboy y de sombreros de vaquero, pero no sabía que esperar. Lo que me encontré me sorprendió muy gratamente. De esta ciudad puedo destacar el amor por la música que desprende. Cada metro recorrido va acompañado de un sonido diferente, una banda distinta que se intenta hacer oír sobre las demás. Y no escuché ningún grupo malo. Me encantó la fiesta, me encantó el lugar, me encantó la gente... Y me encantó la música. Puedo decir sin riesgo a equivocarme que una de las mejores fiestas de este año la he vivido en la noche de Nashville. 





Si alguien me hubiera dicho a principios de año que me iría a recorrer en coche Tennesse y Kentacky, no lo habría creído. Con la cantidad de ciudades grandes y majestuosas que tiene Estados Unidos... ¿que hago yo en el interior? Sin embargo, ahora que lo conozco me alegro infinitamente de haberme decidido a ir. Una zona diferente, genuina y que dudo que se pueda ver en ningún otro lugar del mundo. 

De esta experiencia me llevo tres conclusiones importantes:

1. A la pregunta: ¿qué es lo típico para hacer en esta ciudad? Un americano SIEMPRE responderá: pasaros por la calle de tiendas y de restaurantes. NO les escuches. Aunque ellos no lo sepan, las ciudades guardan secretos que ni ellos conocen.

2. A la pregunta: ¿cuál es la comida típica de esta zona? Un americano SIEMPRE responderá: hamburguesas, tacos, pizza... all American food!! NO les escuches. Aunque ellos no lo sepan, se pueden encontrar sitios donde hay comida típica de la zona, en este caso al estilo sureño.

3. A partir de ahora... creo que no podré irme a ningún sitio sin my chicken fried.



Hasta pronto Nashville. 



Un abrazo.


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