lunes, 3 de febrero de 2014

El país de la hamburguesa.

Había una vez un niño al que le gustaban las hamburguesas. Ese niño se mudó de país y un día decidió salir a comer fuera. Se abría ante él un mundo lleno de posibilidades: sandwiches, pizzas, tacos, noodles, tortitas, papas fritas... y hamburguesas. Ese niño comió y comió, y sin comerlo ni beberlo (valga la redundancia), se puso gooooorrrrrdo como una foca.

Y es que es taaaan fácil caer en la tentación por estos lares. Vayas a donde vayas, siempre tienes una oferta interminable de comida basura. A ver, tampoco voy a negar que no la disfrute, pero lo cierto es que el número de veces que me he dado el "caprichito de la semana" empieza a triplicar el número de semanas que llevo aquí.





Así que desde hace unos días, como chicos responsables y sanos que han pagado un ojo de la cara por el gimnasio más fancy de la ciudad, hemos empezado a llevarnos comidita preparada en casa al trabajo. Los compis alucinan todos los días. Creo que es la primera vez que ven a un becario que cocina. ¡El otro día pillé a uno sacándonos una foto!

Sin embargo hay que ser justos con la ciudad. Y es que aunque en todas las esquinas puedas encontrar comida rápida, Chicago tiene iniciativas muy buenas para los que quieren comer bien y no se pueden permitir un restaurante de lujo. Esta semana mismo ha sido la "Restaurant Week", donde en todos los establecimientos participantes se podía degustar un menú con principal, guarnición y postre, por tan sólo 22$ (más tax y tip). De esta forma, almuerzos o cenas que podrían costar normalmente alrededor de 50$ (más tax y tip), quedan al alcance de las personas mundanas y sin fondos como nosotros. Merece la pena, y ya hemos disfrutado de un maravilloso almuerzo tardío (o cena temprana, si le preguntas a un americano), en uno de los restaurantes de cangrejo más famosos de la ciudad.



La aventura americana continúa su rumbo sin descanso, y aunque las temperaturas no acompañen, la grasa que empezamos a acumular gracias a las hamburguesas está haciendo su trabajo. Digamos que ya a -7 grados podemos decir que... no hace tanto frío.

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