miércoles, 19 de febrero de 2014

Best Valentine's Day Ever.

He tenido la mejor cita de San Valentín de mi vida. Ella es perfecta. Es tan increíble, que no hemos podido separarnos hasta hace unas horas. Y creedme, la despedida ha sido dolorosa. Ella se llama California.

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Aviso: después de leer este post, es muy probable que te contagie el amor ciego que siento por este estado, más que por este estado, por esta zona, el sur de California, y sientas una necesidad irrefrenable de conocerlo.

Nuestro viaje comienza en el aeropuerto de Los Angeles. Tras unas horas de retraso, un cambio de avión después de haber embarcado, una hora de espera en pista por falta de no sé que papeles, y una pelea interminable con los de los alquileres de coches para que no cerraran hasta que llegáramos, nos encontramos camino de Anahaim, donde se encuentra nuestro campamento base.

La primera noche pasa lenta, cómo pasan todas las noches que preceden a algo espectacular. A las 8 de la mañana ya estaba en planta mirando impaciente si despertaban los demás. No podía esperar a ponernos en marcha. Los Angeles nos esperaba. Debo reconocer que LA es una ciudad que, en si misma, decepciona. Es obvio que hay que ir a verla. Caminar por el paseo de la fama, imaginar la vida de celebrity de los que viven en Beverly Hills, y admirar el teatro donde tantas y tantas estatuillas se han entregado. El concepto en sí... mola. La realidad: te pasas el día entero mirando baldosas con forma de estrella. Y para colmo de males, mi novia Jennifer Lawrence aún no tiene una. Me he tenido que conformar con la foto de la de Scarlet.

Después de un pequeño paseo por las tiendas de Rodeo Drive donde nunca podremos comprar, y unas cuantas fotos con coches deportivos que nunca podremos conducir, estábamos listos para continuar.

La parada en boxes la hicimos en la hamburguesería californiana por excelencia: el In 'n Out. No hay hamburguesa más barata y a la vez más buena en todo el estado (buena de sabor, no de sana...). Es visita obligatoria cuando se está por la zona. Y si eres de buen comer (nosotros en nuestro grupo tenemos algo de experiencia), atrévete a pedir la hamburguesa "Animal Style". 

Continuamos nuestro camino hacia el observatorio Griffith. A tan solo unos minutos de LA, subiendo la colina, se encuentra una de las vistas más espectaculares del valle. Si el día está despejado, se puede ver un atardecer precioso, y todo con las famosas letras de Hollywood a tiro de piedra. ¿Qué más se puede pedir?



El segundo día pasamos entero disfrutando de la casa de nuestro generoso anfitrión. Tomando el sol en la piscina, preparando una barbacoa y bebiendo un par de cervezas (o diez). Ese ha sido sin duda el día de más emociones. Reecuentros cada cinco minutos, y muchos viejos amigos a los que he encontrado igual, o incluso más guapos (momento peloteo, que igual vuelvo y me tienen que acoger otra vez) que cuando me fui.

Los otros dos días los pasamos recorriendo toda la costa de Orange County y Los Angeles County. Empezamos el recorrido en Newport Beach, donde si escuchas atentamente, aún se puede sentir a Seth Cohen, Marissa Cooper, Ryan Adwood y Summer Roberts paseando sus locuras adolescentes por el barrio. Continuamos en Huntington Beach, la ciudad surfera, donde cualquier momento del día es perfecto para coger olas. Redondo y Manhattan Beach, dos pequeños barrios costeros con mucho encanto, muy buen pescado, unas playas kilométricas y un montón de chicas guapas en bikini. Venice Beach, la ciudad sin ley, donde la marihuana es medicinal y los gimnasios están en la playa. Y por último, Santa Mónica, cuyo Pier ha sido escenario de infinitas películas y series a lo largo de los años.

Todos estos barrios tienen su encanto individualmente, pero es el conjunto de todos lo que enamora. El recorrer sus carreteras en un descapotable, sintiendo el calor en el brazo en pleno febrero. Sus playas inmensas, donde hay más casetas para los socorristas que personas en el agua. Las personas que los habitan, que no dudarán en acercarse a hablar con cualquier extraño, y que amarán de forma inmediata tu acento diferente.

¿Aún no estás enganchado? Atrévete y ven a conocerla en persona. South California no se visita. South California te atrapa, como ciudad, como concepto, como forma de vida. Es el lugar donde se cumplen los sueños, donde sucede la magia, donde no existe el invierno.

La primera vez que fui prometí que volvería. Aquí he estado, cumpliendo mi promesa. Y ahora que vuelvo a despedirme del amor de mi vida me marcho pensando... ¿Tardaré mucho en regresar? 

Lo dudo.















domingo, 9 de febrero de 2014

Se abre la temporada de viajes

Un buen amigo me dijo el otro día una frase que me ha dejado pensativo desde entonces: Si las vidas que estamos viviendo ahora mismo nosotros, fueran de otra persona, le tendría envidia. Lo cierto es que no me había parado a pensarlo pero... Que afortunados somos joe!! Estamos en medio de la aventura de nuestras vidas, en una ciudad increíble, conociendo gente nueva y avanzando profesionalmente. Tenemos el mundo a nuestros pies! 

Por supuesto, una oportunidad como la que se nos está brindando tiene que ser aprovechada. Y pensamos hacerlo. Al máximo. Por ese motivo, damos por inaugurada la temporada de viajes. Porque para los locos como nosotros, no existe dinero mejor gastado que el que se va en experiencias, en sitios nuevos, en comidas étnicas, en cultura. Porque me faltan días y me sobra mundo por recorrer, y no pienso dejar pasar ni una sola oportunidad de descubrir un nuevo rincón que me enamore. Probablemente no sea la decisión más inteligente. Debería pensar en el futuro, en ahorrar para comprar una casa o un coche, en lo que pasará cuando me asiente. No necesito una casa. No necesito un coche, y desde luego, no necesito asentarme. Sé dónde estoy hoy, pero mañana? No tengo la menor idea. Y me encanta!!

Nuestra primera excursión por las Américas va a realizarse hacia tierras más cálidas (y no es casualidad). California. Ese estado que me dio la determinación y la fuerza necesaria para hacer lo posible por volver a Estados Unidos. Ese estado donde desperté, donde descubrí que te puedes hacer amigo de personas con pensamientos, con culturas, con costumbres completamente opuestas a las tuyas. Ese estado donde me enamoré y me desenamoré. Ese estado donde todo comenzó. 

Allí dejé amigos, personas que de una forma o de otra han continuado cruzándose en mi vida, y que, por supuesto, han abierto la puerta de su casa para mí y para mis compañeros de viaje sin hacer ni una pregunta.  

Habrá más viajes, y prometo escribir sobre todos. Porque también tengo clara una cosa: da igual a donde vaya y como de lejos esté. Mi familia está en Canarias y los tengo siempre presentes. Mis amigos están en España, en Austria, en Filipinas, en Polonia, en Bélgica, en India, en Italia, en Brasil, en China.... y también los tengo presentes. Y esta forma de comunicarme con vosotros me encanta. Sigo vuestros blogs y me sé la diferencia horaria con cada una de vuestras casas. El fin de semana se convierte en un puzzle para organizar todas las conferencias Skype que quiero tener con vosotros. Y escribo este blog para que sepáis que aunque estemos lejos, seguís siendo importantes. Lo más importante.

La próxima semana no habrá entrada porque estaré demasiado ocupado tomando el sol, pero volveré! Un abrazo!!

lunes, 3 de febrero de 2014

El país de la hamburguesa.

Había una vez un niño al que le gustaban las hamburguesas. Ese niño se mudó de país y un día decidió salir a comer fuera. Se abría ante él un mundo lleno de posibilidades: sandwiches, pizzas, tacos, noodles, tortitas, papas fritas... y hamburguesas. Ese niño comió y comió, y sin comerlo ni beberlo (valga la redundancia), se puso gooooorrrrrdo como una foca.

Y es que es taaaan fácil caer en la tentación por estos lares. Vayas a donde vayas, siempre tienes una oferta interminable de comida basura. A ver, tampoco voy a negar que no la disfrute, pero lo cierto es que el número de veces que me he dado el "caprichito de la semana" empieza a triplicar el número de semanas que llevo aquí.





Así que desde hace unos días, como chicos responsables y sanos que han pagado un ojo de la cara por el gimnasio más fancy de la ciudad, hemos empezado a llevarnos comidita preparada en casa al trabajo. Los compis alucinan todos los días. Creo que es la primera vez que ven a un becario que cocina. ¡El otro día pillé a uno sacándonos una foto!

Sin embargo hay que ser justos con la ciudad. Y es que aunque en todas las esquinas puedas encontrar comida rápida, Chicago tiene iniciativas muy buenas para los que quieren comer bien y no se pueden permitir un restaurante de lujo. Esta semana mismo ha sido la "Restaurant Week", donde en todos los establecimientos participantes se podía degustar un menú con principal, guarnición y postre, por tan sólo 22$ (más tax y tip). De esta forma, almuerzos o cenas que podrían costar normalmente alrededor de 50$ (más tax y tip), quedan al alcance de las personas mundanas y sin fondos como nosotros. Merece la pena, y ya hemos disfrutado de un maravilloso almuerzo tardío (o cena temprana, si le preguntas a un americano), en uno de los restaurantes de cangrejo más famosos de la ciudad.



La aventura americana continúa su rumbo sin descanso, y aunque las temperaturas no acompañen, la grasa que empezamos a acumular gracias a las hamburguesas está haciendo su trabajo. Digamos que ya a -7 grados podemos decir que... no hace tanto frío.