martes, 16 de septiembre de 2014

Las Vegas Part 5

Las Vegas nunca dejará de sorprenderme. Es un lugar que, aunque visite mil veces, siempre conseguirá sacarme una sensación nueva o un sentimiento distinto. Las Vegas no es una ciudad convencional. Partiendo de la base de que el "vale todo" se queda corto, la cantidad de situaciones inverosímiles que se te pueden presentar mientras caminas por la calle se multiplican por infinito.
















Si ya normalmente un viaje convencional depende muchísimo de las personas con las que lo realizas, en este caso implica el 100% del éxito o fracaso de la aventura. Una ciudad de cartón piedra llena de bombillas tiene su encanto durante cinco minutos... pero tras eso ¿que queda? Pues el alcohol, la locura, los casinos, las pool parties y los Beritas (para todos aquellos desentendidos, los Beritas son unas bebidas del demonio que se esconden en latas de cerveza y a las que Jorge es adicto). ¿Qué puedo decir? Aunque el listón estaba alto de las anteriores veces que había festejado por estos lares, mi equipo del mal ha estado a la altura en esta ocasión... Madre mía como la hemos liado... Aunque claro, no seré yo el que rompa el código de honor de todo visitante a la ciudad del pecado que se precie... What happens in Vegas... Stays in Vegas. Así que este post solo contendrá los titulares para todos los públicos y el resto se queda allí. Junto con la mitad de mi hígado. Y con los dólares que donamos generosamente al casino.

Nuestro objetivo principal cuando llegamos a la ciudad era ir a una de las famosas pool parties que se organizan en los grandes hoteles. Pero como todos sabéis, nuestro presupuesto es limitado (forma educada de decir que somos pobres como ratas), y pagar una fiesta de $150 donde no te dan ni una copa con la entrada... pues se nos va de las manos. Así que buscamos salidas alternativas... Como buenos españoles que somos, nos pusimos a dar vueltas por el hotel hasta que encontramos una puerta de emergencia (normalmente cerrada con código de seguridad) que misteriosamente se abría sola y dejaba el hueco justo para que pasaran cuatro personas... Así que sin darnos cuenta, estábamos en la piscina del MGM Hotel a precio de... gratis. La fiesta estuvo bien, pero las cervezas venían en latas de oro y claro... pagar $40 por 5 cervezas se va de mano.












En cuanto al resto del finde... pues poco que se pueda poner por aquí. He descubierto un juego en el casino al que probablemente no deba volver a jugar: el Blackjack. Así que probablemente volveré a jugar. Hemos disfrutado de la parte un poco más mediocre de la fiesta de la ciudad, ya que allí o se te escapa el dinero del bolsillo o no tienes nada que hacer, y hemos visto el espectáculo más alucinante posible del Circo del Sol: "O".

No se puede pedir más a tres días en la mejor compañía, aunque debo reconocer que no creo que vuelva por allí hasta que dejarme unos cuantos dólares en un sitio o en otro no suponga un problema. En esta ciudad, para bien o para mal, hace falta tener dinero que gastar sin remordimiento de conciencia. Ir allí de cualquier otra forma es completamente innecesario, ya que te lo puedes pasar igual de bien en otros sitios sin preocuparte sobre si vas a poder comer el mes siguiente.

Una experiencia más que meter en la maleta ya bastante cargada que me llevo de este año.

Un abrazo a todos.