martes, 16 de diciembre de 2014

See you soon, Chicago.

This is probably one of the most difficult posts I'll ever write. A really important phase of my life is coming to an end, and with it, I'm leaving behind a lot of people that mean a lot. This is the curse of the world traveller: you build really strong relationships in a short period of time, but you have to be always ready to say goodbye. And it's freaking sad.

I usually write my posts in Spanish. However, I feel this one needs to be in English. Not only because the main part of the people that this is directed to don't speak Spanish (although the more they drink the more they try), but also because English has been my adoptive language for one whole year, making the most of my conversations, my thoughts, and sometimes even my dreams, so I kind of  owe it to America :p

I've grown up a lot this year. I feel more independent, self-confident and open-minded. I've learned that friends are not always how or who you expect them to be, but that doesn't make them less awesome. I've learned that even the people you don't like can teach you really valuable lessons. I've learned to be thankful for the life that I get to live.

The Chicago adventure is coming to an end, but that means a new adventure is around the corner. So to this feelings of sadness we need to add some excitement for what's in there next for me. I read somewhere not long ago that life is a book, and those who don't travel read only one chapter... Well, this has been a crazy, fun, hell of a chapter, that is probably ending too soon. But what happens with good readings is that once you fall in love with them, they become a part of you. The experiences, the moments, the lessons, they go with you to the next chapter. And in some point, sooner or later, you always have to get a re-read.

My luggage is not big enough for all the experiences I'm putting into. Along with a bunch of Hollister clothes that I've bought this year, I'm bringing the carbs-free diet, the chof as a synonimous of coffee, the "singing in the shower" and the "shake it off" (love u Taylor), the golf parties, the workouts, the hangover brunches, the Joy's pad thai, the mimosas and mango-ritas, the moments with an over-organized Spanish roommate, and with an over-messy American roommate, the buddy passes, the trips, the Snapchats, the hard-passes, the Native Foods, the pre-games, the FOMO, the poker nights... the list is never-ending because the good moments are countless.

So I'm just going to put away all the bad feelings and keep in mind that, if I'm this sad right now, it's only because I've been so happy all these past months. It's only because I've been in a bunch of incredible places. It's only because I've met so many wonderful people, that I get to call now family.  I know that the next time I see you, it will be like I've never left. I'm stuck with you now.

Thank you for this amazing, very ok year. It wouldn't have been the same without you. And the world is not big enough to break what Chicago has joined. So, on second thought... this is not a goodbye post. This is just a see you soon.


See you soon, Chicago.


























martes, 4 de noviembre de 2014

New Orleans: cómo perder dos años de vida en dos días.

Esto está llegando a su fin... Cualquiera diría que llevo aquí ya 10 meses, pero sí... cuando me he querido dar cuenta, es invierno de nuevo y se hace de noche a las 5 de la tarde.

Por eso, la temporada emigratoria a tierras más calurosas ha vuelto a comenzar, y este fin de semana he tomado dirección sur para visitar New Orleans. Aunque bueno... conocer conocer... la ciudad la he conocido poco. 

Este viaje surgió gracias a mi compañero de piso Jason. New Orleans es la ciudad donde fue a la universidad, y llevaba tiempo planteando la posibilidad de ir unos días en noviembre para visitar a sus amigos de allí. Claro... Halloween se presentaba como la fecha perfecta para ir a una de las ciudades más fiesteras del país. Cuando te ofrecen la posibilidad de ir de viaje, con alojamiento gratuito y con gente local para enseñarte la zona... pues es fácil que te salgan amigos, así que al final nos juntamos un buen grupo de incautos que volamos hacia Louisiana pensando que de verdad íbamos a ver algo.
Digamos que el fin de semana... consistió básicamente en heavy drinking non-stop, bebercio que comenzó en el aeropuerto de Chicago, continuó en el avión (cortesía de Southwest Airlines, que regala bebidas a sus pasajeros en Halloween) y no paró hasta dos minutos antes de volver a casa. Mi hígado me ha puesto una demanda por explotación laboral. 

Poco puedo contar del fin de semana que sea para todos los públicos y que haga que mi madre me siga viendo de la misma forma... El viernes fuimos al festival de música Voodoo disfrazados de todas las versiones de Taylor Swift en el videoclip "Shake it off", canción que se te mete en el cerebro y no se va de ahí en meses por mucho que lo intentes (Taylor, we love u).



El sábado nos levantamos y mis amigos acompañaron el colacao de un vodka red-bull, lo que me dió una ligera pista sobre lo que iba a venir a continuación (ingenuo de mí, pensé que por lo menos haríamos algo de turismo durante la mañana... pero no). 

Fuimos a comer al Palace café, un sitio bastante típico de New Orleans donde pude probar la carne de cocodrilo. Tras el almuerzo, nos dirigimos hacia el French Quarter, la zona de bares por excelencia, donde se encuentran bares cada 5 metros y gente pasándolo en grande por todas partes (en Louisiana es legal beber en la calle).

Lo que pasó a continuación se pierde en una sucesión de Huricanes, Purple Drinks, Tequila shots, y una serie de bebidas locales que no soy capaz de renombrar. Recuerdo vagamente una visita al casino de la ciudad, donde mis amigos decidieron que era momento de apostar el poco dinero que les quedaba mientras yo les miraba con cara de desaprobación (cosas de gente pobre). Y luego... pues más bares, más fiesta, pocas horas de sueño y una resaca de campeonato, que a día de hoy todavía me acompaña (me estoy haciendo mayor).

Conclusión de New Orleans: tengo que volver. Pero a conocer la ciudad. Los bares... pues creo que ya los he visto todos. Lo pasé genial, los amigos de Jason nos trataron de lujo, hice nuevos amigos y sí... bebí un poco. Mereció la pena vivir esta experiencia con mi nueva familia americana antes de la inevitable despedida que me espera a la vuelta de la esquina.

Una vez más, sólo puedo pensar en lo increíblemente afortunado que soy. 

Un abrazo a todos.





jueves, 23 de octubre de 2014

Chicago meets Shanghai

Un día de estos tengo que aprender a decir que no. Un día de estos tengo que aprender a pensar con la cabeza, a mirar mi cuenta bancaria antes de embarcarme en una aventura nueva, más loca y sin sentido que la anterior. Sin embargo, ese día no es hoy... Y por eso, este fin de semana he acabado en Shanghai.

Porque un día estás tomándote unas cañas con tu amigo y te dice... pues yo por mi trabajo puedo conseguir vuelos muy baratos a varias partes del mundo... Y mi respuesta automática es: Y que sitios son esos? Y luego viene otra cerveza, y otra, y al cabo de un rato estamos organizando la visita al consulado chino para que nos den un visado de turista para viajar a China.

No sé si ha sido por lo inesperado del tema, por la compañía, por la ciudad, o por una combinación de todo... Pero han sido las 14 horas de vuelo mejor invertidas de la historia. Vaya locura de viaje!!

Nada más aterrizar cogimos rumbo hacia nuestro hotel, también proporcionado gracias al trabajo de mi amigo (yo de mayor quiero ser como él). Yo iba pensando que me encontraría un hotel normalito, con sus dos camas y un baño y poco más... pero no. Por lo visto en América saben cuidar a los empleados. Así que nos quedamos en uno de los mejores Marriots de la ciudad, con una suite en la planta 55 y acceso a un buffet en la última planta (con alcohol incluido). Una pasada.

Por si eso fuera poco, China es la casa temporal de dos de los personajes más grandes que ICEX ha visto nunca. Ya eran personajes por separado. Juntos... en fin, que no sé como no han acabado en prisión. Edu y Luis han sido nuestros anfitriones y guías durante todo el fin de semana, y por supuesto no han defraudado. Visita rápida a la ciudad... y fiesta. Mucha fiesta. 

En China, por si no fuera suficientemente barato, a los occidentales les tratan como si fueran celebrities. No sé si el motivo es simplemente que no están acostumbrados a ver extranjeros y les encanta, pero el caso es que en las discotecas se peleaban por nosotros, lo que se traducía en bebidas gratis para todos! La primera noche salimos a cenar, nos fuimos a dos clubs y cogimos 3 taxis. Al llegar al hotel descubrí que me había gastado 15€ en toda la noche. Así sí que se puede salir! 


Durante el día recorrimos las partes más emblemáticas de la ciudad. Vista del skyline (de día y de noche), visita a varios templos con nombres raros, recorrido por el fake market, donde puedes encontrar imitaciones de cualquier cosa, y restaurantes chinos con comida china (y posiblemente carne de perro, pero mejor no pensarlo mucho).

Aunque Luis y Edu insisten en que la ciudad está muy contaminada todo el año, hemos descubierto que mienten. 3 días allí, y tuvimos un sol impresionante todo el rato. Ni sombra de contaminación. Así que menos quejas!!

Me vuelvo a Chicago sabiendo lo afortunado que soy. Nos habéis tratado como familia, porque es lo que somos a fin de cuentas. Muchas gracias por unos días diferentes, donde literalmente no se me ha borrado la sonrisa de la cara en ningún momento y donde he disfrutado al límite de principio a fin. Mola saber que el mundo no es suficientemente grande como para romper lo que el ICEX unió. Y bueno... que eso. Shanghai: muy top. O como diría Edu... caballo ganador ;)







martes, 16 de septiembre de 2014

Las Vegas Part 5

Las Vegas nunca dejará de sorprenderme. Es un lugar que, aunque visite mil veces, siempre conseguirá sacarme una sensación nueva o un sentimiento distinto. Las Vegas no es una ciudad convencional. Partiendo de la base de que el "vale todo" se queda corto, la cantidad de situaciones inverosímiles que se te pueden presentar mientras caminas por la calle se multiplican por infinito.
















Si ya normalmente un viaje convencional depende muchísimo de las personas con las que lo realizas, en este caso implica el 100% del éxito o fracaso de la aventura. Una ciudad de cartón piedra llena de bombillas tiene su encanto durante cinco minutos... pero tras eso ¿que queda? Pues el alcohol, la locura, los casinos, las pool parties y los Beritas (para todos aquellos desentendidos, los Beritas son unas bebidas del demonio que se esconden en latas de cerveza y a las que Jorge es adicto). ¿Qué puedo decir? Aunque el listón estaba alto de las anteriores veces que había festejado por estos lares, mi equipo del mal ha estado a la altura en esta ocasión... Madre mía como la hemos liado... Aunque claro, no seré yo el que rompa el código de honor de todo visitante a la ciudad del pecado que se precie... What happens in Vegas... Stays in Vegas. Así que este post solo contendrá los titulares para todos los públicos y el resto se queda allí. Junto con la mitad de mi hígado. Y con los dólares que donamos generosamente al casino.

Nuestro objetivo principal cuando llegamos a la ciudad era ir a una de las famosas pool parties que se organizan en los grandes hoteles. Pero como todos sabéis, nuestro presupuesto es limitado (forma educada de decir que somos pobres como ratas), y pagar una fiesta de $150 donde no te dan ni una copa con la entrada... pues se nos va de las manos. Así que buscamos salidas alternativas... Como buenos españoles que somos, nos pusimos a dar vueltas por el hotel hasta que encontramos una puerta de emergencia (normalmente cerrada con código de seguridad) que misteriosamente se abría sola y dejaba el hueco justo para que pasaran cuatro personas... Así que sin darnos cuenta, estábamos en la piscina del MGM Hotel a precio de... gratis. La fiesta estuvo bien, pero las cervezas venían en latas de oro y claro... pagar $40 por 5 cervezas se va de mano.












En cuanto al resto del finde... pues poco que se pueda poner por aquí. He descubierto un juego en el casino al que probablemente no deba volver a jugar: el Blackjack. Así que probablemente volveré a jugar. Hemos disfrutado de la parte un poco más mediocre de la fiesta de la ciudad, ya que allí o se te escapa el dinero del bolsillo o no tienes nada que hacer, y hemos visto el espectáculo más alucinante posible del Circo del Sol: "O".

No se puede pedir más a tres días en la mejor compañía, aunque debo reconocer que no creo que vuelva por allí hasta que dejarme unos cuantos dólares en un sitio o en otro no suponga un problema. En esta ciudad, para bien o para mal, hace falta tener dinero que gastar sin remordimiento de conciencia. Ir allí de cualquier otra forma es completamente innecesario, ya que te lo puedes pasar igual de bien en otros sitios sin preocuparte sobre si vas a poder comer el mes siguiente.

Una experiencia más que meter en la maleta ya bastante cargada que me llevo de este año.

Un abrazo a todos.





viernes, 29 de agosto de 2014

Hawaii 5.0

Aloha!

Se podría pensar que una persona que ha vivido toda su vida en una isla, no tiene necesidad de pasar sus vacaciones viajando a otra isla. Toda esa gente... se equivoca. No podría haber elegido un destino mejor para pasar los días libres de agosto que la maravillosa isla de Oahu, en Hawaii.

A pesar de que todos los pronósticos estaban en nuestra contra (primer doble huracán en la historia del archipielago seguido de terremoto con tirabuzón), y de que en principio la duración del vuelo (9 horitas desde Chicago) puede suponer una barrera insalvable, disfruté cada minuto pasado en esa isla del mejor tiempo posible y de una calma indiscutibles.

Debo reconocer que la llegada al aeropuerto y a Honolulu no me impresionó demasiado. Honolulu es una ciudad muy turística. Demasiado, a mi entender. Podría considerarse el Benidorm del Pacífico, con todos sus hoteles, restaurantes y atracciones disparatadas preparadas para que el americano pudiente se deje los

dólares. Al llegar allí pensé... Pues no era esto lo que me esperaba!!

Así que, por supuesto, mi primer pensamiento fue alquilar un coche y salir de ese agujero para conocer las partes de Oahu que realmente me interesaban: las de verdad. Sin trampa ni cartón.

Oahu es una isla que se recorre fácilmente en unas 5 - 6 horas. El primer día cogimos un coche y nos fuimos hacia el este (Honolulu está en el sur). Nuestra primera parada fue el Diamond Head, un volcán inactivo de la isla que tiene una ruta de acceso al cráter preciosa. Las vistas desde arriba eran inmejorables. Esto si era lo que yo andaba buscando.

Nuestro camino continuó por la costa bordeando la isla hacia el norte, parando en varias playas sin mucha idea de donde estábamos y disfrutando de cada rincón que la isla nos ofrecía.

Comimos en una cala del norte preciosa, llamada Turtle Bay, donde probamos un pescado que sólo se encuentra en las aguas de Hawaii (ojalá me acordara del nombre, pero mi hawaiiano está un poco oxidado). La parada más chula del día fue sin duda en Waimea Bay, donde hay una gigantesca roca desde la cual (tras varios minutos de duda), mi hermano y yo nos atrevimos a saltar (go pro en mano, por supuesto).

De todas las actividades que hicimos durante la semana, sin duda la que más me gustó fue el paseo en kayak en Kailua Bay. Tuve la oportunidad de saltar del kayak y nadar entre tortugas salvajes, persiguiéndolas durante un buen rato y disfrutando de unas aguas increíblemente transparentes. Sin embargo, el sitio donde todo el mundo nos aconsejaba bucear, Hanaima Bay, me pareció bastante saturado de turistas y no ofreció nada nuevo ni diferente. Sin duda, en una isla de las características de Oahu, compensa mucho más comprar unas gafas y un tubo e ir por tu cuenta a explorar cualquier zona.




La vida nocturna es bastante tranquila (o nula, según mi entender). Sin embargo pude disfrutar de muchas cenas riquísimas con mi padre y con mi hermano, y el viernes por la noche (como todos los viernes en Honolulu) pudimos ver fuegos artificiales desde la orilla de la playa. Priceless.

Recomiendo a todo el mundo que se esté planteando ir que se decida y no lo piense más. Es un destino caro. Llevar todos los bienes necesarios a una isla tan alejada hace que todo absolutamente se encarezca muchísimo, pero merece la pena pagar para poder ver un sitio con un paisaje único, verde a más no poder, unas playas paradisiacas que se esconden en cada rincón de la isla, una gente amabilísima que siempre está relajada, sonriendo y tocando el ukelele, y sobretodo vivir una experiencia diferente en sitio que, aunque siga siendo parte de Estados Unidos, está a medio camino cultural con Japón, por lo que las costumbres y formas de actuar pueden dar un nuevo punto de vista a tu forma de pensar y ver la vida.

Mahalo Hawaii, por una semana maravillosa.

Un abrazo a todos!



viernes, 8 de agosto de 2014

Family's visit = Batteries charged

Me ha costado encontrar tiempo para escribir el post de la visita de mi familia. ¿Que puedo decir? Para los tres minutos de verano que tiene Chicago, hay que aprovecharlos a tope. Sin embargo, no quería dejar pasar la oportunidad de contar la experiencia que ha supuesto el tener aquí conmigo a las personas más importantes del planeta.

Han sido seis meses de larga espera para poder abrazar de nuevo a mi madre, mi segundo padre y mi hermanilla, pero ha merecido la pena. Porque les he visto felices, les he visto disfrutar y sobretodo, les he visto sacar fotos (creo que es lo único que han hecho en estas dos semanas).

Cuando llegaron nos fuimos directamente a por el coche de alquiler y nos pusimos en camino hacia Canadá. Nuestra primera parada fue a las afueras de Cleveland, donde no entramos pues nuestro objetivo era llegar a las Cataratas del Niagara lo antes posible. Aunque en un principio íbamos a dividirnos el tiempo de conducción, la cara de felicidad de Ángel mientras disfrutaba del paisaje me convenció de que esta vez le tocaba a él ser copiloto (pero sin poner las manos en el GPS de mi móvil, que la lías).

Las Cataratas fueron sencillamente... impresionantes. Estuvimos un par de días admirando la vista. Nos montamos en el barco pensando que nos mojaríamos un poquito, y acabamos empapados como pulpos. En estos momentos, toda mi familia ya estaba convencida de que mi nueva Go Pro es la mejor compra que he realizado en mi vida, y no me extrañaría que al regresar a España tarden poco en conseguirse una para ellos. Aunque en un principio no pensábamos subir al mirador, mereció la pena ver las cataratas desde arriba. La inmensidad que se intuía desde abajo se aprecia en todo su esplendor desde esa altura.


Siguiente parada: Niagara on the Lake. Típico pueblo rodeado de viñedos que tiene pinta de ser un bodrio en invierno y donde se deben congelar hasta los pingüinos, pero que en verano tiene muchísimo encanto. Paseamos por sus calles y disfrutamos del vino local (del cual nos llevamos un par de botellas o diez para EE.UU.), yyyyyyyyyy por fin cumplí la promesa que llevaba años debiendo: invitar a algo a mi familia con mi sueldo. Así que ya se acabó el recordarme todo el rato la cantidad de cosas que iba a hacer con mi primer sueldo!!! ;)


Toronto... pues no estuvo mal. Aunque en principio a mi familia no les gustó demasiado lo que vieron, según empezaron a caminar por sus calles fueron viendo su encanto. Yo les decía todo el rato... esperad a ver Chicago... y es que aunque la ciudad es bonita, no tiene comparación con la que ya puedo considerar mi casa. Para mí, lo mejor de la ciudad fue el Distillery District, una de las zonas con más encanto y más ambiente, con música en directo en la calle y muy agradable para pasear.

Y por fin de vuelta a la Windy City! Lo cierto es que iba con un poco de miedo cuando les dejé en la ciudad por primera vez para irme a trabajar. Ellos son más de turimo natural, paisajes, pueblos pequeños... y Chicago... pues no tiene nada que ver con eso. Sin embargo, después de un sólo día paseando por sus calles ya estaban enamorados de absolutamente todo. Salía de trabajar y al encontrarme con ellos no podían quitar la sonrisa de la cara, y yo... pues estaba encantado de la vida.

Han sido unos días intensos, donde he podido cargar las pilas y hasta desesperarme a ratos (la familia es la familia...). Estoy deseando que vuelvan pronto. He estado tirando de los tapers que me dejaron durante casi una semana y la casa quedó más ordenada que nunca. Eso sí... la próxima vez que vengan... les busco un hotel baratito y así no se tienen que quedar en mi casa... para que estén más cómodos!! :p

Un abrazo a todos!!