jueves, 23 de octubre de 2014

Chicago meets Shanghai

Un día de estos tengo que aprender a decir que no. Un día de estos tengo que aprender a pensar con la cabeza, a mirar mi cuenta bancaria antes de embarcarme en una aventura nueva, más loca y sin sentido que la anterior. Sin embargo, ese día no es hoy... Y por eso, este fin de semana he acabado en Shanghai.

Porque un día estás tomándote unas cañas con tu amigo y te dice... pues yo por mi trabajo puedo conseguir vuelos muy baratos a varias partes del mundo... Y mi respuesta automática es: Y que sitios son esos? Y luego viene otra cerveza, y otra, y al cabo de un rato estamos organizando la visita al consulado chino para que nos den un visado de turista para viajar a China.

No sé si ha sido por lo inesperado del tema, por la compañía, por la ciudad, o por una combinación de todo... Pero han sido las 14 horas de vuelo mejor invertidas de la historia. Vaya locura de viaje!!

Nada más aterrizar cogimos rumbo hacia nuestro hotel, también proporcionado gracias al trabajo de mi amigo (yo de mayor quiero ser como él). Yo iba pensando que me encontraría un hotel normalito, con sus dos camas y un baño y poco más... pero no. Por lo visto en América saben cuidar a los empleados. Así que nos quedamos en uno de los mejores Marriots de la ciudad, con una suite en la planta 55 y acceso a un buffet en la última planta (con alcohol incluido). Una pasada.

Por si eso fuera poco, China es la casa temporal de dos de los personajes más grandes que ICEX ha visto nunca. Ya eran personajes por separado. Juntos... en fin, que no sé como no han acabado en prisión. Edu y Luis han sido nuestros anfitriones y guías durante todo el fin de semana, y por supuesto no han defraudado. Visita rápida a la ciudad... y fiesta. Mucha fiesta. 

En China, por si no fuera suficientemente barato, a los occidentales les tratan como si fueran celebrities. No sé si el motivo es simplemente que no están acostumbrados a ver extranjeros y les encanta, pero el caso es que en las discotecas se peleaban por nosotros, lo que se traducía en bebidas gratis para todos! La primera noche salimos a cenar, nos fuimos a dos clubs y cogimos 3 taxis. Al llegar al hotel descubrí que me había gastado 15€ en toda la noche. Así sí que se puede salir! 


Durante el día recorrimos las partes más emblemáticas de la ciudad. Vista del skyline (de día y de noche), visita a varios templos con nombres raros, recorrido por el fake market, donde puedes encontrar imitaciones de cualquier cosa, y restaurantes chinos con comida china (y posiblemente carne de perro, pero mejor no pensarlo mucho).

Aunque Luis y Edu insisten en que la ciudad está muy contaminada todo el año, hemos descubierto que mienten. 3 días allí, y tuvimos un sol impresionante todo el rato. Ni sombra de contaminación. Así que menos quejas!!

Me vuelvo a Chicago sabiendo lo afortunado que soy. Nos habéis tratado como familia, porque es lo que somos a fin de cuentas. Muchas gracias por unos días diferentes, donde literalmente no se me ha borrado la sonrisa de la cara en ningún momento y donde he disfrutado al límite de principio a fin. Mola saber que el mundo no es suficientemente grande como para romper lo que el ICEX unió. Y bueno... que eso. Shanghai: muy top. O como diría Edu... caballo ganador ;)